El calendario de la primavera/verano 2026 en París fue tan intenso en pasarela como entre telones… Y ya era hora de que habláramos un poco del backstage. La tensión de los equipos, la última decisión de un diseñador, la improvisación que salva un look, el silencio antes del ruido de los flashes… Hoy en Mondesign, Backstage en París SS26: La otra mitad del show
En Vaquera, el caos fue método. Los diseñadores Patric DiCaprio y Bryn Taubensee manejaban el ritmo con una precisión casi militar: prendas pensadas para desarmarse en movimiento, modelos ajustándose los cinturones con cinta adhesiva, estilistas retocando mechones en pleno pasillo. La colección —una mezcla entre rebeldía callejera y alta confección improvisada— encontraba en ese backstage el contexto perfecto: nada lucía pulido, todo llevaba energía.
El ambiente en Dries Van Noten era otro… Uno más silencioso, casi meditativo. Mientras los modelos se vestían entre luces suaves, el diseñador repasaba telas y caídas con su equipo, sin levantar la voz. Los maquilladores trabajaban tonos naturales y texturas que parecían casi invisibles: un maquillaje que dejaba respirar la piel, una idea de belleza sin artificio. Lo mismo en el peinado, apenas una línea de agua en el cabello para marcar dirección, no estilo.
En el backstage de Duran Lantink para Jean Paul Gaultier, la energía contrastaba… Risas, improvisaciones, cuerpos semidesnudos con prendas que aún no se decidía si eran definitivas o parte del ensayo. Gaultier siempre fue teatral, y Lantink no intentó diluirlo: había corsets de latex, guiños irónicos, y técnicos que se movían entre mesas llenas de recortes de tela y tazas de café medio vacías. Lo que en pasarela parecía una provocación meticulosamente calculada, entre telones era una conversación continua sobre límites y libertad.
El backstage de Paris SS26 funcionó como espejo de cada casa: orden en Dries Van Noten, vértigo en Vaquera, y desparpajo de Jean Paul Gaultier. Detrás de escena la moda mostraba su parte más frágil y honesta… Manos manchadas de base, costuras ajustadas a último minuto y diseñadores que, por un instante, aún cambiaban de parecer.
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