
Kelly Dabbah lleva tantas trazas de lo que ha sido y de lo que quiere hacer, que su huella se reconoce apenas aparece: en el arte, en el diseño, en la moda. A través de alianzas creativas, su forma de ver el mundo tiene un alcance un poco mayor al de las galerías de arte… Una silla antigua retapizada, un espejo, un mural digital en Times Square, una tabla de skate, o una prenda: todo lleva su voz. Su universo se presenta en collage: fotos, bocetos, pintura, recortes de revistas floreadas; un choque entre lo íntimo y lo explosivo, entre lo nostálgico y lo alocado. Hoy en Mondesign, Kelly Dabbah: Cuando el patrimonio se encuentra con la psicodelia
“Thrive” como manifiesto
Todo empezó cuando Kelly conoció a Gabriella Kazhiloti de Alice + Olivia en 2021, durante la Miami Art Week. Kelly estaba exponiendo una serie que incluía espejos y una silla, con el título Cara Said Bacon, una obra que ironizaba sobre la imagen de la mujer, la belleza, el espejo diario, las presiones sociales. Gabriella se interesó especialmente en los espejos. Para Septiembre, la marca buscaba a alguien para su campaña del mes de la mujer, Kelly envió varios diseños, y uno fue elegido para usarse en dos prendas: una blusa de seda y una camiseta de malla. También le pidieron incluir una frase que se sintiera empoderadora; Kelly eligió la palabra “Thrive”.
Una estética con raíces
Kelly dice querer que haya un “hilo rojo” en todo lo que hace: que cada obra tenga una textura emocional – nostálgica, femenina, fuerte; sensible pero también audaz al mismo tiempo. La mujer siempre es centro en su obra: lo frágil y lo poderoso que coexisten. Esa dosis de alegría y melancolía mezclada, como de memoria que no se deja ir. Desde 2017, tiene un lema personal: Pass With Care. No es solo una frase linda, sino una forma de ser: moverse con intención, ser amables, abiertos. Invitar a los demás a mostrarse tal cual son. Trabajar así, con esa honestidad.
Proyectos difíciles, pero memorables
Recuerda como un reto grande al evento de American Express y Marriott Bonvoy en Miami durante la Art Week. Le encargaron todo el diseño visual: desde animaciones hechas a partir de más de 2.500 collages, identidad visual completa, decoración del evento, incluso los objetos de regalo, menúes, hasta la barra de bebidas externa. Hubo performances en vivo sobre un espejo gigante, pinturas y textiles propios, hasta su propio atuendo formaba parte de la obra.
Otra pieza clave en su trabajo reciente fue el billboard digital Alone Together en Times Square, una obra que creó durante la pandemia. Lo que comenzó como un concurso digital se transformó en un manifiesto sobre la discriminación racial en EE.UU. Kelly aprendió animación sola, cuadro por cuadro, para poder presentarla. Narra que fue algo surrealista verla inmensa en Times Square, especialmente en esos días raros de lockdown: calles casi vacías, máscaras, silencio. Esa obra cobró aún más fuerza luego del asesinato de George Floyd, y se extendió su exposición.
Volver a casa
Después de pasar diez años en Nueva York, Kelly finalmente decidió regresar a Suiza. Fue difícil dejar Nueva York: la energía, la inspiración, lo apasionante. Pero sentía que algo en su interior pedía un cambio de ritmo. Estar más cerca de la naturaleza, de su familia, de una vida con más espacio para respirar. Encontró también en esa vuelta a casa algo más…
Herencia, ornamento, mezcla cultural
Su obra está empapada de sus raíces norteafricanas y del Oriente Medio: los mosaicos, los bazares llenos de vida, los colores fuertes, la ornamentación, los ritmos visuales que repiten patrones. Todo eso forma parte de su “ADN” artístico, aunque muchas veces lo que hace surge de forma instintiva, sin planearlo. Y luego ella mira atrás, y ve cómo esas raíces flotan en cada trazo. Pero también hay algo de psicodelia, de kitsch, de melancolía que atraviesa su obra: ese punto medio entre lo que se hereda y lo que se imagina.
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