La ropa de segunda mano se instaló como la alternativa “verde” por excelencia. Precios más accesibles, piezas únicas, cierta épica del hallazgo y, sobre todo, la idea de que comprar usado es inherentemente sostenible. Pero ¿qué pasa cuando la compra de segunda mano deja de ser un reemplazo y se vuelve un hábito más de consumo compulsivo? Hoy en Mondesign.
La segunda mano no corrige la compulsión por comprar; solo la disfraza.
Aunque comprar prendas de segunda mano es mejor para el planeta que adquirir algo de un rack de temporada, te lo viste venir, esto solo vale si no caemos en la misma trampa. –La del consumo excesivo: la de comprar y acumular sin parar. …La de las compras impulsivas.
Un estudio del Hot or Cool Institute sugiere que para alinearse con objetivos climáticos (como mantener el calentamiento global bajo 1,5 °C según el Acuerdo de París) sería ideal comprar solo cinco prendas nuevas por año. Pero, ¿qué pasa con las prendas de segunda mano? Según Lewis Akenji, del mismo instituto, el hecho de que las prendas cambien de dueño no habla directamente de la durabilidad real de los productos; esto dependería más de cuánto tiempo se usen, cuán cuidadoso fue el comprador, etc. Lo importante no es si una prenda cambia de dueño, sino cuánto uso real acumula en cada ciclo.
Y hay algo aún más problemático…
Un estudio en Nature Journal indica que quienes compran moda usada tienden a comprar más ropa (nueva y usada) que otros consumidores. Según Meital Peleg Mizrachi (investigadora), ese patrón de “comprar para desechar” puede generar tanto desperdicio como el de comprar ropa nueva. Muchas prendas usadas terminan donadas, pero no siempre recicladas, y una parte va a vertederos, incluso en países del Sur Global.
Entonces, ¿cuándo la segunda mano sí es una alternativa sostenible?
Cuando comprás menos. Cuando elegís mejor. Cuando la pieza realmente te acompaña en el tiempo.
Cuando se usa como reemplazo real de algo nuevo, no como una excusa o un modo de acceder a comprar más.
La verdad es que si nos lo pensamos un poco, las compras que más valen la pena son las que pensamos varias veces antes de hacerlas —las que seguimos usando, las que se sienten como parte de nuestro estilo, no como un impulso pasajero.
Reglas simples para comprar verdaderamente a consciencia:
- Elegir pocas piezas pero de buena calidad (sí, incluso si las comprás usadas).
- Evitar las compras por aburrimiento o porque son dos clicks en una app.
- Reparar y cuidar lo que ya tenés.
- Volver a usar lo que ya usabas, incluso antes de buscar algo nuevo o usado.
- Ser honesto contigo: ¿realmente lo vas a usar más de 20-30 veces?
La conclusión que realmente importa…
Comprar de segunda mano no te convierte automáticamente en un consumidor sustentable. Es una herramienta útil, necesaria y, si, es mejor que comprar de temporada… pero solo si se acompaña de menos compras en general.
La pregunta no es “¿es sustentable comprar usado?”, sino: “¿estoy comprando menos, o simplemente comprando distinto?”
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