Las frutas y los desnudos femeninos en Kika (1993), las esculturas textiles de Louise Bourgeois en La piel que habito (2011), el retrato de Lucian Freud en Julieta (2016) son sólo algunas de tantas referencias de tono artístico que Almodóvar elige incorporar a sus películas para dar marco al sentir de sus personajes y anticipar acontecimientos.
En Julieta también tienen cierto protagonismo las esculturas del artista valenciano Miquel Navarro (Mislata, 1945); uno de los artistas españoles que expusieron en el Guggenheim de New York en 1980. Una escultura del artista también aparece su última película, Dolor y Gloria (2019); aún en cartelera.
Dolor y Gloria es la película más autorreferencial de Pedro Almodóvar hasta el momento; y las piezas de arte que aparecen en pantalla son parte de su colección privada, a excepción de dos obras: una pintura de gran formato de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) y una pintura surrealista pequeña de Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995). De mano de La ley es deseo (1987) y La mala educación (2004), Dolor y Gloria cierra una trilogía muy personal -no oficial- que compite en Cannes y se lleva el reconocimiento a mejor actor por el papel de Antonio Banderas. [vc_video link="https://youtu.be/Ximkfy1iRzs" align="center"]Es claro que existe en su filmografía un interés por la decoración y una fascinación por los objetos y las piezas de arte, que hace que nombrarlas pieza a pieza se transforme en una tarea inabarcable para la extensión de la nota. Con la excusa del estreno y éxito de su último film, hacemos foco en los elementos clave del diseño de espacios de Pedro Almodóvar.
Estilo Almodóvar
Colores cálidos, tramas y estampados, combinaciones de elementos que parecen no pertenecer a un mismo universo y una ornamentación sin complejos; caracterizan sus decorados. Conviven en sus espacios el diseño contemporáneo, el de segunda mitad de siglo XX y la tradición rural. Almodóvar ha trabajado con directores artísticos y diseñadores de producción como Carlos García Camero, Félix Murcia, Mara Matey, Miguel López Pelegrín, Wolfgang Burmann y Antxon Gómez -con quien, tal vez, ha trabajado más en sintonía.
La fascinación por los objetos… y por las piezas de arte!
El teléfono en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), la lámpara de lava de estilo Mathmos de Hable con ella (2002), la taza de Fornasetti en Los abrazos rotos (2009) o el submarinista de juguete en Átame! (1990) … Su obsesión por el detalle hace que gran parte de su colección personal de arte, objetos, incluso libros, con frecuencia formen parte de sus diseños de atrezo; destacando la recursiva aparición de pinturas manieristas y barrocas. Sin dudas, sus espacios son espacios que se construyen con el paso del tiempo, y la incorporación de objetos se da con calma a lo largo de la vida de quienes los habitan.via https://elpais.com/, https://www.revistaad.es/